miércoles, 15 de diciembre de 2010

La llave

Un día, revolviendo los viejos arcones de mi abuela para disfrazarme, la vi. Ahí estaba: vieja, herrumbrada y pesada. Antigua. Hermosa.
La tomé y corrí a preguntarle a mi abuela. Ella protestó por la interrupción (estaba preparando una torta). Después, se puso los anteojos para ver de cerca y la observó en silencio por unos minutos. Finalmente, me la devolvió diciendo algo asi como notengonilamenoridea.

Me pareció que mentía.
Clara Gagliano


Un día mi inspiración se fue de copas...
Y no volvio más...

La muy ingrata
Clara Gagliano
Tenía alma de piedra, la tierra reclamaba su cadaver.

Debió irse, humillarse, negociar su traslado, salir de esa llanura, esa vasta nada, (la nada constante).
Las Parcas lo rondaban. le susurraban. Le coqueteaban.
Necesitó huir, correr, escapar, sacar la cabeza del pozo y respirar.

Pero sólo consiguió mudarse de infierno.
Clara Gagliano

sábado, 3 de julio de 2010

La tía ya no sabía cómo mantener tranquilos a los niños, su repertorio de cuentos se había agotado, así como los bocadillos y sus ganas de jugar al veo-veo.

El hombre soltero sentado al final del vagón la había mirado de reojo, más de una vez. Esas miraditas fugaces (pero intensas) al principio la inquietaron, pero después de un rato, comenzó a sentirse halagada. Ella era todavía una mujer joven y lozana, y, a opinión de varios, bastante guapa. Sabía, aunque jamás lo dijera en voz alta, que los hombres volteaban la cabeza para mirarla, que observaban su andar cadencioso, hipnotizados por el ritmo de sus caderas. Eso era, sin duda alguna, lo que motivaba las miraditas del hombre soltero sentado al final del vagón. Era un hombre hosco y más bien intimidante, pero con toda seguridad amable y tierno en su interior, con sueños y anhelos de una esposa suave que le guisara sabrosos estofados, le calentara las pantuflas y le sirviera whisky, mientras él descansaba de su larga jornada laboral y leía el periódico. Con un teatral suspiro pensó “pobre hombre”, seguramente, al verme con mis sobrinos, sintió añoranza de todo eso”.

Sonó el timbre. El tren había llegado a la estación. La tía recolectó sus pertenencias y alistó a sus sobrinos para el descenso. Al pasar junto al hombre soltero, le dedicó una sonrisa seductora y acaramelada, y con un suave ronroneo le dijo adiós.

El hombre soltero sentado al final del vagón, la miró un tanto desconcertado, y sin decir nada, inclinó la cabeza, en respetuoso gesto de adiós, y pensó para sus adentros “Pobre mujer. Esos tres niños pusieron en evidencia-y sin esfuerzo alguno- lo frágil de su autoridad. Eso pasa cuando una mujer no sabe contar cuentos. Jamás podría casarme con alguien que no sepa contar cuentos, son mujeres aburridas, anodinas y sumisas, y al final, acaban contagiándolo a uno”.

lunes, 28 de junio de 2010

Y el hada guió a la niña al laberinto, donde el Fauno le dijo:
debespasartrespruebasantesdelalunallena

La niña enfrentó al sapo, y salvó el árbol
y dibujó con tiza una puerta en la pared,
caminó por un largo pasillo con la llave abrió la puerta
y sacó la daga al volver comió las uvas y despertó al hombre pálido
las hadas murieron
la niña huyó.
La mandrágora se quemó, todos oyeron su llanto.
El niño vive, la madre muere.
En la oscuridad de la noche y la luz del fuego, la niña huyó con el bebé,
y las paredes del laberinto se abrieron para mostrarle el centro
y la niña llegó…
y el fauno le dijo
debesderramarlasangredeuninocente

ella se negó, el capitán le quitó al niño
y le disparó,
Mercedes la encontró, la abrazó y le cantó…
la niña murió…
y la luna llena brilló…
y la Princesa volvió a su reino

y el árbol que estaba muerto floreció.

otra penélope

En el reino de Ítaca las cacerías constituyen un ritual.

Los hombres preparan las lanzas, los arcos y las flechas.
Los esclavos preparan las monturas

Las mujeres-sólo ojos y lágrimas- rezan por lo bajo
pidiendo a los dioses por la vida de sus hombres.

Odiseo,el fecundo en ardides, prepara a su hijo para la caza. Repasan juntos los últimos detalles: cómo sostener la lanza y el arco, cómo sacar las flechas del carcaj, corriendo a toda velocidad tras la presa.

Penélope, la madre, los observa. Tener un hijo ene dad viril es cruel.

Observa y maldice.

Maldice al padre de su hijo por criarlo a su imagen y semejanza.

Ella sabe, heredera de una sabiduría ancestral, que ese hombre,violador de ninfas y mujeres, alejará a Telémaco de su lado...que lo arrastrará a guerras sangrientas, donde los hombres se convierten en asesinos crueles, desmedidos; y la mujer en botín de guerra.

Tuvo que matarlo.

sábado, 26 de junio de 2010

Fijar la vista

Fijar la vista
Mojar la tierra
Brillar la luna

Saber igual a poder
Decir
Cantar
Ir y venir
Andar como sonámbulo
Mover las partes
Lucir perdido

Pasar desapercibido
Servir
para nada
Dar y recibir

Convertir algo en nada
(y nada en algo)

Quedarse quieto

Y reposar la mirada

clari

Páramo

Era un páramo desolado.
Un viejo molino movía sus aspas al son de una brisa suave,
sonando a metal en desuso.
La tierra yerma, yacía sin labrar .
Una vieja cabaña lucía abandonada y sombría.
Un empañado cañaveral agitaba sus hojas con desgano.
Las aguas del estanque simplemente perduraban.
clari

viernes, 25 de junio de 2010

usted se tendió a tu lado

-Hola, dijo Lilian sentándose entre los dos.

La miraste entre dos olas blanditas.

¿Cuál era el límite?

¿Cuál era realmente el límite?

Tanto quererse

Tanto odiarse.

Y bueno, diría ella

Es que el cariño no se gasta.

¿No se gasta?

¿El cariño?

¿No se gasta?

¿O sí se gasta?

Y… yo no sé.

¿Cuándo lo habías visto desnudo por última vez?

¿Cuándo lo habías tocado por última vez?

El cariño no se gasta…

bah, yo que sé…

¿Se gasta?

¿El cariño?

¿O no se gasta?

(El cariño, ¿no?)

¿O sí se gasta?…

Yo qué sé.

Un día usted se tendió a tu lado…

Y ya no quiso levantarse.

clari