miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tenía alma de piedra, la tierra reclamaba su cadaver.

Debió irse, humillarse, negociar su traslado, salir de esa llanura, esa vasta nada, (la nada constante).
Las Parcas lo rondaban. le susurraban. Le coqueteaban.
Necesitó huir, correr, escapar, sacar la cabeza del pozo y respirar.

Pero sólo consiguió mudarse de infierno.
Clara Gagliano

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